Segundo Domingo de Pascua
Evangelio de Juan 20.19-31. El Resucitado se presenta a un grupo de discípulos con miedo, a puertas cerradas, dándoles la alegría de su presencia y enviándolos, o sea, confirmándolos en la misión: anunciar que Jesús es el Mesías, para que creyendo muchos tengan vida por medio de él. No seas incrédulo, Tomás, confía!
Hechos 5.27-32: Enfrentados al Sanedrín, o sea la Junta Suprema de la religiosidad judía, los apóstoles dan testimonio de Jesús, que debería ser la culminación de la fe de Israel, dando testimonio de la resurrección que lo confirma como Guía y Salvador.
Apocalipsis 1.4-8. Un texto de afirmación de la fe que abre el libro del Apocalipsis, o Revelación, que puede abrir o cerrar el culto o el mensaje de hoy: Jesucristo, testigo fiel de Dios, primero en resucitar, que nos libera y nos hace pueblo de sacerdotes.
Salmo 118.14-24. Repetimos la lectura del salmo del domingo pasado, ahora yendo hasta el final: la comunidad reunida en el templo alaba y agradece a Dios, el que construye con piedras desechadas, que alumbra a quienes lo siguen.
