Tercer domingo de Cuaresma
Lucas 13.1-9. No importa quiénes son los más grandes pecadores, dice Jesús, porque todos estamos expuestos a la muerte y todos debemos volvernos a Dios. Lo más importante es si estamos dando el fruto que se espera de nosotros. Dios espera.
Isaías 55.1-9. Dios está dispuesto a darnos todo lo bueno que necesitamos, dice el profeta, por lo tanto hay que buscar a Dios mientras hay tiempo, reconociendo que él está muy por encima de nosotros.
1 Corintios 10.1-13. Hay una historia comunitaria que nos envuelve, pero también una responsabilidad personal dentro de ese recorrido común. Por lo tanto, hay que guardarse de toda idolatría, mantenerse firmes, confiando en Dios siempre.
Salmo 63.1-8. Un canto del amor a Dios, buscándolo, esperándolo, sin conformarse con nada menos que la plenitud del encuentro con el Señor, que es mejor que un banquete delicioso: “Mi vida entera está unida a ti!”.
