Quinto domingo de Pentecostés
Evangelio de Lucas, 9.51-62. Jesús invita a seguirlo, sin obligar al seguimiento ni castigar a quienes lo rechazan. Pero ese seguimiento, para quienes lo aceptan, tiene sus exigencias. Hay gracia, pero no es gracia barata, ni invitación superficial.
1er Libro de los Reyes, 19.15-16, 19-21. El Dios de toda la tierra le encarga al profeta Elías que consagre a dos reyes y al profeta que lo sucederá en su ministerio. Eliseo, el convocado, pide tiempo para despedirse de sus padres, pero luego sigue al maestro.
Carta a los Gálatas, 5. 1, 13-25. Cristo nos dio libertad, y esa libertad es para el amor y el servicio mutuo, para vivir según el Espíritu, que nos guía en los caminos de la nueva vida con alegría y gozo.
Salmo 16. El Salmo se afirma en la promesa de Dios de mostrarnos “el camino de la vida” (vs. 11), no para seguir a los dioses de la muerte, sino al Dios de la alegría.