viernes, 11 de diciembre de 2009

A las congregaciones y pastores


Hemos iniciado el tiempo de adviento donde se nos convoca a prepararnos para celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, pero también afirmar la esperanza en que el vendrá nuevamente.

Adviento nos recuerda que no todo esta perdido y por eso vale la pena seguir viviendo y soñando con el Reino de Dios en medio nuestro.

El texto del evangelio para este segundo domingo de adviento nos dice: “y Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonará sus pecados. Esto sucedió como esta escrito en el libro del profeta Isaías: ‘Una voz grita en el desierto: preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto. Todo valle será rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados, y allanados los caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía.” (Lucas 3: 3-6).-

Quiero saludar a todas las congregaciones y pastores en este tiempo que vivimos en la vida de la iglesia, para que sea una oportunidad de renovarnos en la lectura de la palabra y la oración.

En medio de una sociedad de consumo y regalos que podamos descubrir el gran regalo que Dios hace a toda la humanidad en forma gratuita. Que en medio de todos los regalos no olvidemos de desenvolver el más importante y que le da sentido a toda nuestra existencia.

No podemos olvidar en estos días el flagelo de la inundación que afecta a quienes viven en el litoral sobre la costa del Río Uruguay. Cambios climatológicos de los cuales somos responsables y que sufren los más pequeños y desvalidos. Esto nos recuerda la inequidad en la cual vivimos donde algunos no tienen otra oportunidad de vivir dignamente. Seguramente, esto será noticia por unos días pero el problema continuara cuando necesiten volver a sus casas destruidas.

Esperamos que en este tiempo de adviento podamos alimentar la esperanza de quienes nos rodean con gestos concretos de solidaridad, cariño y comprensión. Que podamos ser con la ayuda y fortaleza de nuestro Señor comunidades amorosas y hospitalitarias con quienes nos necesitan.

Me despido manteniéndonos unidos en oración y acción por un mundo más fraterno y justo donde se comiencen a visualizar los cambios que anuncia el profeta Isaías en boca de Juan el Bautista.

Fraternalmente en Cristo

Pastor Frank de Nully Brown,
Obispo